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Sobre las Exoneraciones Tributarias en la Selva

  • Foto del escritor: Antonio Arévalo
    Antonio Arévalo
  • 28 nov 2017
  • 7 Min. de lectura

En 1998, durante el segundo gobierno de Alberto Fujimori, el Estado Peruano, promulgó la “Ley de Promoción de la Inversión en la Amazonía” (Ley 27037), que tenía por finalidad otorgar beneficios tributarios para atraer inversiones y promover el desarrollo sostenible e integral de las regiones amazónicas y de esa manera incrementar el bienestar de la población.

Entre estos beneficios tributarios estaban la reducción del impuesto a la renta de tercera categoría, la exoneración del impuesto general a las ventas, el beneficio de Reintegro Tributario, la exoneración del Impuesto Selectivo al Consumo a los combustibles y la supresión de otros impuestos. Estos beneficios se sustentaban en la falta de integración de las regiones amazónicas con el resto del país por desventajas geográficas y de infraestructura, por la cual el gobierno de ese entonces vio conveniente dar un impulso a la Amazonía con estas medidas tributarias.

¿PERO CUÁL HA SIDO EL IMPACTO DE ESTOS BENEFICIOS TRIBUTARIOS EN NUESTRA REGIÓN?

Casi nulo, tenemos una de las combustibles más caros del Perú, la gasolina está por las nubes, el gas entre los más caros del Perú y a pesar que nuestra región lo produce, la energía eléctrica nunca para de subir, el servicio de agua potable es restringido y además no llega a toda la población, los productos de primera necesidad cuestan un ojo en la cara, el coste del transporte dentro de la ciudad es elevado, etc. A pesar del importante potencial de los incentivos tributarios para generar supuestamente bienestar en los hogares, en la práctica estos supuestos beneficios son nulos, más bien solo han beneficiado a privilegiados grupos de poder, mientras que la población no siente que su situación ha mejorado.

A fines del 2007, durante el segundo gobierno de Alan García se intentó eliminar de manera gradual las exoneraciones tributarias mediante los Decretos legislativos 977 y 978… El Decreto Legislativo 977, establecía una ley marco restrictiva para la dación de exoneraciones, incentivos o beneficios tributarios. El Decreto Legislativo N° 978 disponía la entrega a los gobiernos regionales o locales de la Amazonía, para inversión y gasto social, el íntegro de los recursos tributarios cuya exoneración no hubiera beneficiado a la población. En otras palabras, este decreto planteaba mecanismos concretos para la sustitución progresiva de las exoneraciones por transferencias presupuestales directas a las regiones.

Pero en abril del 2009, el Tribunal Constitucional ante el reclamo de la población amazónica y en respuesta a una demanda interpuesta por el Colegio de Economistas de Ucayali, declaró inconstitucional estos decretos legislativos, por lo cual mediante Ley N° 29742, ley que deroga los decretos legislativos N° 977 y 978, se restituye la plena vigencia de la Ley 27037, ”Ley de Promoción de la Inversión en la Amazonía” promulgada por Fujimori.

Según algunos analistas, economistas y expertos, incluyendo del gobierno central, las exoneraciones tributarias no han hecho más que elevar los costos tributarios, reducir la recaudación fiscal, distorsionar la asignación real de recursos otorgando rentabilidad artificial a negocios ineficientes e industrias no competitivas, han creado mercados negros y han propiciado situaciones de corrupción, elusión y evasión tributaria. En suma, según estos críticos, no han servido para promover los fines específicos para los que fueron creadas.

La Ley de Promoción de la Inversión en la Amazonía tiene casi 20 años desde su promulgación, los beneficios generados no son completamente claros y más bien, existen algunos indicios y cierta evidencia agregada que sugiere que el impacto ha sido escaso y hasta nulo. Incluso un estudio del Banco Mundial del año 2006, hace 11 años, ya sostenía que los incentivos tributarios en la selva, era uno de los problemas centrales que cualquier reforma tributaria en el Perú debía modificar y/o mejorar.

Y es que los resultados saltan a la vista y son incuestionables:

1.- Desde un punto de vista macroeconómico, se cuestiona que a pesar de la existencia de estos incentivos, la tasa de crecimiento del PBI en los departamentos de la selva no cambió en absoluto desde la dación de la ley, ni tuvo un ritmo mayor que el resto del país.

2.- Desde un punto de vista microeconómico, se observa que los ingresos disponibles de los hogares tampoco se habrían incrementado, lo que sugeriría que el impacto en la reducción de la pobreza de la zona habría sido nulo.

Los estudios señalan que la Ley 27037 estaría generando considerables costos fiscales expresados en recursos no percibidos por el Estado del orden de hasta S/.500 millones anuales. Además, habría propiciado el contrabando por los diferenciales de precios de bienes y servicios entre la selva y el resto del país, siendo frecuente la práctica de contrabando de combustible adquirido en la selva a precios reducidos para ser vendido en los mercados de la costa y la sierra. Estas prácticas, al parecer se mantendrían aún en la actualidad a pesar de las acciones de control del gobierno.

A mediados del 2005 la región San Martín (y es un caso especial), solicitó la eliminación de los alcances de esta norma en el ámbito de su jurisdicción. Mediante Ley 28575 “Ley de Inversión y Desarrollo de la Región San Martín y eliminación de Exoneraciones Tributarias”, el gobierno central se comprometió a transferir los montos que recaudase por IGV en la región San Martín en favor de su gobierno regional. La magnitud de las transferencias fueron fijadas en S/.45 millones anuales y estuvieron condicionadas a la financiación de infraestructura vial y eléctrica. Después de 12 años, la región San Martin presenta un ligero mayor desarrollo con respecto a otras regiones selváticas según los indicadores del INEI, este crecimiento se sustenta más que todo en el sector agropecuario, pero también en manufactura y comercio.

Actualmente, varios sectores de Iquitos, incluyendo el Gobierno Regional de Loreto están planteándose seriamente eliminar el Reintegro Tributario (que solo tiene Loreto y no otras regiones amazónicas), porque desde que se viene aplicando, solo un pequeño grupo de empresarios se ha beneficiado, mientras las grandes mayorías no sienten sus efectos, es evidente que esta norma no funciona. Loreto siempre ocupa los últimos lugares en crecimiento económico regional, de ahí que 1 de cada 3 habitantes es pobre y un gran porcentaje de eso pobres está en la extrema pobreza.

¿De qué ha servido entonces el reintegro tributario si los productos de consumo siguen siendo caros para la población?, es por eso que los loretanos esperan que a cambio de la eliminación del Reintegro Tributario, se les otorgue 100 millones de soles para inversión directa en infraestructura y obras sociales. Algo similar pasó con Ucayali en el 2007 durante el gobierno de Jorge Velásquez Portocarrero, se eliminó el Reintegro Tributario en nuestra región pero sin una contrapartida a cambio, dejamos escapar tontamente no menos de 60 millones de soles que podríamos haber invertido en infraestructura que ese tiempo tanto necesitábamos.

¿QUÉ DEBEMOS HACER ENTONCES?

Es obvio que debemos hacer algo, es más ya debió haberse hecho hace varios años para cambiar la actual coyuntura en la que se encuentran las regiones amazónicas, atrasadas, con ridículos niveles de crecimiento económico, incluyendo algunos casi al borde de la recesión como Madre de Dios, Ucayali y Loreto. Y ni hablar de la desnutrición infantil, la anemia, la tuberculosis, el incremento de madres adolescentes gestantes, un bajo nivel educativo, etc. todo un cuadro social desmoralizador. Dónde están los frutos de la famosa “Ley de Promoción de la Inversión en la Amazonía” que con bombos y platillos arrancó y que en la práctica nunca funcionó, la realidad nos demuestra que los resultados son nulos, las cifras no mienten, la bendita ley no funciona.

Cómo vamos a seguir sosteniendo un sistema perverso e inútil que da lugar a exoneraciones tributarias que a la luz de cifras económicas e indicadores sociales, frena el desarrollo de las regiones amazónicas por la pérdida de miles de millones de soles que no se recauda. Es necesario hacer cambios, urge contar con una reforma que privilegie el desarrollo y deje atrás la caótica y disparatada política tributaria que tenemos hasta el momento. Según el congresista y ex presidente regional de San Martín, César Villanueva, “el Estado ha dejado de recaudar más de 93 mil millones de soles en la última década, 19 mil de ellos en la Amazonía por las exoneraciones tributarias.

Tampoco, porque los resultados de este esquema son desalentadores vamos a eliminar de la noche a la mañana las exoneraciones tributarias, tampoco es así, sería nefasto para la población empezar a cobrar el IGV en las transacciones comerciales, todos los precios subirían automáticamente, la población se sublevaría, sería un caos social de enorme magnitud. La solución del problema tiene que ser gradual y tiene que venir de nosotros, olvídense del gobierno, ellos no van a conocer más que nosotros sobre nuestros propios problemas, todos los sectores tienen que confluir para buscar una salida, una solución y salir del hoyo en que nos encontramos.

¿Dónde están el Frente de Defensa de Ucayali, la Cámara de Comercio, el Colegio de Economistas, las universidades, el gobierno regional, las municipalidades, los dirigentes sindicales, etc?... Por qué diablos no se unen y buscan un consenso, una solución, que están esperando, una varita mágica?... Pueden o no pueden unirse?, o necesitan un líder que los agrupe, dónde está ese bendito líder?... el gobernador no es, el alcalde tampoco, a quién diablos entonces están esperando?... ¿Y mientras tanto el pueblo?.. cagado. El gobierno central tiene maniatado a los gobiernos regionales, la mayor parte del presupuesto lo manejan desde Lima y a control remoto, los gobernadores ya parecen secretarios del gobierno, con sus exiguos presupuestos no pueden hacer gran cosa, tienen que ir a mendigar a Lima por más dinero, o acaso creen que con hacer muchas obritas por aquí y algunas mega obras por allá, estamos creciendo? y no me confundan crecimiento con desarrollo, si no son capaces de diferenciar estos dos conceptos, pues estamos hasta las caiguas.

CONCLUSIÓN:

Defender tajantemente las exoneraciones tributarias, es desconocer el tema a profundidad, es sumir a la población en la mediocridad y la pobreza, cuando todo indica que debemos deshacernos o cambiar estas exoneraciones por un sistema que si funcione, que si nos haga crecer y que nos haga salir de los últimos lugares en cuanto a desarrollo económico y social. Por eso recuerden esto: “Las recaudaciones tributarias son como la gasolina para un carro”. Las exoneraciones tributarias no hacen crecer nuestra región, solo prolongan nuestra agonía, reaccionemos y obremos fríamente sin sentimentalismo ni populismo politiquero.

José Antonio.

 
 
 

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